
Los torus carecen de importancia clínica, ya que no su crecimiento es lento y no causa síntomas. Tampoco hay riesgo de que se malignicen y raras veces causan molestias. No obstante, en ocasiones, especialmente si su tamaño es apreciable, pueden causar heridas en la mucosa bucal que resultan algo dolorosas y cicatrizan lentamente.
Se desconoce cuál es la causa de formación del torus, aunque se cree que puede tener un carácter hereditario, ya que, por ejemplo, el torus palatino es frecuente en ciertas etnias, como los asiáticos, esquimales o indios americanos
Normalmente los torus no requieren ningún tipo de tratamiento, aunque puede ser necesaria su eliminación quirúrgica para evitar que interfieran en la realización de implantes dentales, comprometan la estética, cuando son demasiado grandes y llegan a provocar la inflamación de la mucosa o la ulceración de la misma, o si originan acumulación de alimentos a su alrededor, comprometiendo la higiene bucal y ocasionando halitosis.
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